Una noche de espanto anton chekhov pdf


















Todo el mundo le llamaba Hoss. No creo que se metan con nosotros. Si nos estamos muy quietos, puede ser que no se fijen. Los chicos estiraron los cuellos, con las cabezas juntas, casi sin respirar. Un apagado rumor de voces llegaba desde el otro extremo del cementerio.

Unas figuras indecisas se acercaban entre las sombras balanceando una antigua linterna de hojalata, que tachonaba el suelo con fugitivas manchas de luz. No te muevas ni hagas nada.

Es tan bruto que no nos ha de notar. Calientes, que se queman. Esta vez van derechos. Oye, Huck, yo conozco otra de las voces Potter y Joe el indio llevaban unas parihuelas y en ellas una cuerda y un par de palas. Echaron la carga a tierra y empezaron a abrir la sepultura.

El doctor puso la linterna a la cabecera y vino a sentarse recostado en uno de los olmos. Estaba tan cerca que los muchachos hubieran podido tocarlo. Durante un rato no hubo otro ruido que el chirriante de las palas al arrojar a un lado montones de barro y pedruscos. Era labor pesada. Forzaron la tapa con las palas, sacaron el cuerpo y lo echaron de golpe en el suelo. Para algo tengo la sangre india. Sus ojos se encontraron con los de Joe. Dime, Joe Fue todo cosa del whisky y del acaloramiento, me figuro.

Todos pueden decirlo. Dime que no has de decir nada. No hay tiempo para andar en lloros. La quietud y el silencio reinaban de nuevo. Texto 2. El detective de Poe, Mr. Solamente sale de casa al anochecer. Poe contrapone al detective y el poeta. Yo lo vi en su memoria. Odia a este pueblo. Cerrar sugerencias Buscar Buscar.

Saltar el carrusel. Carrusel anterior. Carrusel siguiente. Explora Audiolibros. Explora Revistas. Explora Podcasts Todos los podcasts. Dificultad Principiante Intermedio Avanzado. Explora Documentos.

Una Noche de Espanto. Cargado por Lizeth Benito Ramos. Compartir este documento Compartir o incrustar documentos Opciones para compartir Compartir en Facebook, abre una nueva ventana Facebook. Denunciar este documento. Marcar por contenido inapropiado. Descargar ahora. Carrusel anterior Carrusel siguiente.

Buscar dentro del documento. Vienen, vienen de seguro. Por lo menos, uno. Uno tiene la voz de Muff Potter. La luna va a salir de un momento a otro.

No poda ni pensarlo; me hubiera vuelto loco al ver otra vez aquel atad, que probablemente contena un cadver. Decid ir a pasar la noche a casa de un amigo. Panihindin, secndose la frente baada en sudor fro, suspir y sigui el relato: Mi amigo no estaba en casa.

Despus de llamar varias veces, me convenc de que estaba ausente. Busqu la llave detrs de la viga, abr la puerta y entr. Me apresur a quitarme el abrigo mojado, lo arroj al suelo y me dej caer desplomado en el sof. Las tinieblas eran completas; el viento ruga ms fuertemente; en la torre del Kremlin son el toque de las dos. Saqu los fsforos y encend uno. Pero la luz no me tranquiliz.

Al contrario: lo que vi me llen de horror. Vacil un momento y hu como loco de aquel lugar En la habitacin de mi amigo vi un atad De doble tamao que el otro! El color marrn le proporcionaba un aspecto ms lgubre Por qu se encontraba all? No caba duda: era una alucinacin Era imposible que en todas las habitaciones hubiese atades. Evidentemente, adonde quiera que fuese, por todas partes llevara conmigo la terrible visin de la ltima morada.

Por lo visto, sufra una enfermedad nerviosa, a causa de la sesin espiritista y de las palabras de Spinoza. Me vuelvo loco, pensaba, aturdido, sujetndome la cabeza. Dios mo! Cmo remediarlo? Senta vrtigos Las piernas se me doblaban; llova a cntaros; estaba calado hasta los huesos, sin gorra y sin abrigo. Imposible volver a buscarlos; estaba seguro de que todo aquello era una alucinacin. Y, sin embargo, el terror me aprisionaba, tena la cara inundada de sudor fro, los pelos de punta Me volva loco y me arriesgaba a pillar una pulmona.

Por suerte, record que, en la misma calle, viva un mdico conocido mo, que precisamente haba asistido tambin a la sesin espiritista. Me dirig a su casa; entonces an era soltero y habitaba en el quinto piso de una casa grande. Mis nervios hubieron de soportar todava otra sacudida Al subir la escalera o un ruido atroz; alguien bajaba corriendo, cerrando violentamente las puertas y gritando con todas sus fuerzas: Socorro, socorro!

Momentos despus vea aparecer una figura oscura que bajaba casi rodando las escaleras. Es usted? Qu le ocurre? Pagostof, parndose, me agarr la mano convulsivamente; estaba lvido, respiraba con dificultad, le temblaba el cuerpo, los ojos se le extraviaban, desmesuradamente abiertos Es usted, Panihidin?

Es verdaderamente usted? Est usted plido como un muerto No es una alucinacin? Me da usted miedo! Pero, qu le pasa? Qu ocurre? Amigo mo! Gracias a Dios que es usted realmente! Qu contento estoy de verle! La maldita sesin espiritista me ha trastornado los nervios. Imagnese usted que se me ha aparecido en mi cuarto al volver. Un atad! No lo puedo creer, y le ped que lo repitiera. Un atad, un atad de veras! No soy cobarde; pero el diablo mismo se asustara encontrndose un atad en su cuarto, despus de una sesin espiritista Entonces, balbuceando y tartamudeando, cont al mdico los atades que haba visto ya tambin.

Por unos momentos nos quedamos mudos, mirndonos fijamente. Despus para convencernos de que todo aquello no era un sueo, empezamos a pellizcarnos. Nos duelen los pellizcos a los dos dijo finalmente el mdico; lo cual quiere decir que no soamos y que los atades, el mo y los de usted, no son fenmenos pticos, sino que existen realmente. Qu vamos a hacer? Pasamos una hora entre conjeturas y suposiciones; estbamos helados, y, por fin, resolvimos dominar el terror y entrar en el cuarto del mdico.

Prevenimos al portero, que subi con nosotros. Al entrar, encendimos una vela y vimos un atad de brocado blanco con flores y borlas doradas. El portero se persign devotamente. Vamos ahora a averiguar dijo el mdico temblando si el atad est vaco u ocupado.

Despus de mucho vacilar, el mdico se acerc y, rechinando los dientes de miedo, levant la tapa. Echamos una mirada y vimos que No haba cadver; pero s una carta que deca: Querido amigo: sabrs que el negocio de mi suegro va de capa cada; tiene muchas deudas.

Uno de estos das vendrn a embargarle, y esto nos arruinar y deshonrar. Hemos decidido esconder lo de ms valor, y como la fortuna de mi suegro consiste en atades es el de ms fama en nuestro pueblo , procuramos poner a salvo los mejores. Confo en que t, como buen amigo, me ayudars a defender la honra y fortuna, y por ello te envo un atad, rogndote que lo guardes hasta.

Necesitamos la ayuda de amigos y conocidos. No me niegues este favor. El atad slo quedar en tu casa una semana. A todos lo que se consideran amigos mos les he mandado muebles como ste, contando con su nobleza y generosidad. Tu amigo Tchelustin. Despus de aquella noche, tuve que ponerme a tratamiento de mis nervios durante tres meses.

Nuestro amigo, el yerno del fabricante de atades, salv fortuna y honra. Ahora tiene una funeraria y vende panteones; pero su negocio no prospera, y por las noches, al volver a casa, temo encontrarme junto a mi cama un catafalco o un panten. Cerrar sugerencias Buscar Buscar.

Saltar el carrusel. Carrusel anterior. Carrusel siguiente. Explora Audiolibros. Explora Revistas. Explora Podcasts Todos los podcasts. Dificultad Principiante Intermedio Avanzado.



0コメント

  • 1000 / 1000